Un templo budista en China fue pesimamente restaurado cuando en los trabajos de mantenimiento se decidió pintar las esculturas con resultados terroríficos.

 

Esto ocurrió en el santuario budista de Sichuán, en donde el historiador Jin Xu señaló que fue decisión de los empleados locales el aplicar pintura en su restauración, a lo que dijo que fue parte de su pésimo gusto.

 

“El peor trabajo de restauración que he visto en mi vida… Me quedé sin palabras”, comentó Jin.

 

 

Este monumento tiene una antigüedad de más de mil años y fue tallado en una cueva durante la dinastía Tang, por lo que su nueva restauración rompió con todo lo antes visto en el sitio, además de que parecen jugadores de futbolito.

 

 

La situación hizo que los usuarios en redes sociales recordaran otros lamentables episodios de restauraciones, en especial los ocurridos en España como el de unas tallas de los Siglos XV y XVI llevadas a la normalidad por una vecina en Asturias o el San Jorge de Estrella que fue restaurado por un inexperto en piezas invaluables.