Aunque es un evento astrológico de interés en todo el mundo, en el país la fecha está rodeada de misticismo.

Cerca de las 03:00 horas de este 20 de marzo -hora del centro de México- ocurrirá el equinoccio de primavera. Este fenómeno astronómico marcará el fin del invierno y la llegada de días más soleados.

En esta fecha ocurre un evento astronómico especial, pues la duración del día y la noche es prácticamente en todo el mundo (12 horas), de ahí su nombre que deriva del latín aequinoctium, que significa “noche igual”.

A diferencia del solsticio, cuando el sol se encuentra en su punto más inclinado y dura más la noche, en el equinoccio el sol alcanza su punto más alto en el cielo, colocándose sobre el plano del ecuador de la tierra, y por ello hay una mayor presencia de luz durante la temporada.

¿Por qué la gente recarga energía en esta fecha y es un día especial?

Si bien en todas las partes del mundo significa el cambio de estación a través de un fenómeno astronómico, en México tiene una relevancia mayor al contar con rituales tradicionales.

Por ejemplo, en esta fecha es común que las personas se reúnan en las principales zonas arqueológicas del país para “recargarse de energía”.

Por ejemplo, en Chichén Itzá, Yucatán, se encuentra la pirámide de Kukulcán, la cual atrae a muchos turistas porque durante equinoccio se produce un juego de luces y sombras que simula a una serpiente emplumada, deidad maya equivalente a Quetzalcóatl, bajar del recinto.

El mito cuenta que fueron los itzaes, fundadores de la ciudad, que a partir de su conocimiento arquitectónico y de ingeniería diseñaron la pirámide de tal modo que cada 21 de marzo y 21 de septiembre se pueda observar el descenso de la serpiente emplumada.

Sin embargo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), señala que “la proyección solar serpentina que recorre la alfarda norte de El Castillo, en Chichén Itzá, durante los equinoccios de primavera y de otoño, y que atrae a miles de visitantes a la zona arqueológica yucateca, es, en realidad, un mito arqueoastronómico reciente, pues las referencias más antiguas sobre este fenómeno óptico no van más allá de los años 30 del siglo XX”.

No obstante, es un hecho que durante estas fechas se pueda observar el evento visual, que con el paso de las horas, simula que la sombra de la escalinata desciende por toda la construcción, coincidiendo con la cabeza del Quetzalcóatl que está en la parte baja.

Por otro lado se encuentra Teotihuacán, que también recibe innumerables visitantes que desean llenarse de energía durante el “Fuego nuevo”, así como para hacerse “limpias” con chamanes que ofrecen sus servicios.

Uno de sus características es que quienes acuden van vestidos de blanco, y suben hasta la pirámide del sol para “recargarse” de luz.

¿Los mayas y mexicas también hacían estos rituales?

Aunque estas prácticas se han hecho tradición, están ligadas al “New Age”, que surgió en los años 70 en Estados Unidos e intenta reconectar con los orígenes de la naturaleza, la libertad, el amor y la paz, y no con el antepasado prehispánico.

De acuerdo con Rosalba Delgadillo, en su artículo El equinoccio de primavera: mitos y realidades, señala que en la época prehispánica no se hacía ninguno de estos rituales adoptados en la época moderna.

La especialista señala que, si bien marzo era un fecha especial, es porque llegaba la “renovación de la tierra” (Tlacaxipehualixtli), con ceremonias religiosas que anunciaban el renacimiento de la naturaleza y el comienzo de los trabajos agrícolas. Y con la finalidad de que los dioses, halagados, propiciaran ricas cosechas y no hubiera desastres naturales, ofrecían el corazón de guerreros tomados en guerra, a quienes posteriormente desollaban.

Xipe-Totec (Nuestro Señor el Desollado), era el dios al que se le hacían ofrendas que duraban 20 días para una buena temporada de primavera. Además, los restos de los sacrificados que era lanzados a la muchedumbre, aglomerada en la plaza, eran utilizados para hacer pozole (potzolli).

De tal modo, la especialista señala que es poco factible que las personas acudan en estas fechas para “revivir nuestras tradiciones” y que las quieran “experimentar en vivo y a todo color”.

Por otro lado, se encuentra el desgaste que tienen los recintos arqueológicos al recibir mucha gente, además de en algunos se llevan a cabo eventos con luces y sonido que terminarían por dañar los espacios.

No obstante, lo anterior cambiará en este año, pues al igual que en el 2020, debido a la pandemia por COVID-19 las zonas arqueológicas estarán cerradas, principalmente porque atraen a muchos turistas y una de las principales medidas sanitarias para evitar la propagación de la enfermedad es el distanciamiento social.

Así es como la pandemia podría ser benéfica para las pirámides, además de que podría ayudar a que las personas conozcan el verdadero pasado de lo que ocurría durante el equinoccio.