¿Te has detenido a pensar a quién se le ocurrió ponerse un reloj en la muñeca? ¿Quién decidió que había tenido suficiente del sol y decidió cubrirse con lentes? ¿Por qué usamos anillos además de firmar contratos para simbolizar nuestro amor? ¿De quién fue la brillante idea de perforarnos las orejas? Para resolver estas dudas que tal vez antes no tenías, te presentamos  la historia de estos accesorios que usamos a diario.

 

Relojes

La creación del reloj de muñeca se le atribuye a veces a Abraham Louis-Breguet, un inventor suizo, pero los relojeros Patek Philippe también se han apropiado del crédito. Quien sea que lo lograra, para finales del siglo XIX, los relojes en brazaletes se habían vuelto un accesorio favorito entre las mujeres. Los joyeros dispuestos a incluir un reloj en sus diseños tenían una ventaja inmediata sobre los que no.

No se le consideró un accesorio para hombres hasta Segunda Guerra Boér (entre el Reino Unido y los sudafricanos que se oponían a su dominio de 1899 a 1902), en la que algunos soldados británicos optaron por asegurar sus relojes de bolsillo con cintas y cuerdas a sus muñecas y así podían coordinar con mayor precisión sus ataques. Para la Primera Guerra Mundial, los aviadores y soldados en las trincheras habían adoptado la técnica. Así se volvió un símbolo de gallardía para los hombres y de refinamiento para las mujeres que se ha perpetuado hasta nuestros días.