Fue en el 2015, cuando el arqueólogo Hervé Delhoofs se encontraba excavando un sitio cerca de Cébazat, una población en el centro de Francia, cuando se encontró con una tumba atípica que data del siglo II a.C En el interior, encontró un cuerpo de un galo de 30 años, enterrada con una ofrenda fúnebre de vino. 

Cabe destacar que la zona estuvo habitada alguna vez por los avernos, una de las tribus galas más poderosas durante la Edad de Hierro y el Imperio Romano. 

Hasta ahora, ninguno de esos hallazgos parecía ser algo fuera de lo común. Sin embargo, tres años después, el arqueólogo y científico Nicolas Garnier encontró rastros de cannabis en el recipiente con vino. 

“Estos fragmentos de plantas podrían haberse agregado al vino para darle sabor y un efecto psicoactivo”, le dijo el especialista al periódico francés Le Parisien.

Por su parte, el profesor de arqueología especializado en vino antiguo, Matthieu Poux, explicó que en esa época, el vino tenía la tendencia a convertirse rápidamente en vinagre, por lo que los antiguos usaban aditivos como yeso, agua de mar e incluso cannabis para que tuviera mejor sabor. Por supuesto, no significa que la bebida necesariamente los haya drogado porque el cannabis necesita del calor para liberar el THC. “Pero tal vez, en este caso”, dijo Poux, “los galos podrían haber estado buscando ese tipo de efectos”.

 

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Cuando la entrevista al profesor Poux se hizo pública, el cultivador de cannabis francés Raphael De Pablo estaba trabajando en la industria medicinal de cannabis en Canadá. Intrigado, se puso en contacto con un amigo experto en vinos y ambos decidieron asociarse para recrear la bebida. Los productores de vino en Estados Unidos y España ya han producido vino con infusión de cannabis, pero el producto es el primero en su tipo en Francia, una nación de puristas del vino.

A principios de 2021, De Pablo finalmente embotelló su primer elixir con sabor a cannabis, elaborado con vino de Burdeos y CBD. La receta sigue siendo un secreto: De Pablo no quiere dar ningún detalle antes de registrar su patente. 

“Obtenemos nuestro vino de un proveedor y luego lo trabajamos en nuestras instalaciones”, fue lo único que reveló. 

De Pablo también dirige una finca de cultivo de cannabis orgánico en la región de Burdeos, de donde obtiene el CBD. En Francia, es legal cultivar marihuana con un contenido de THC del 0,2 por ciento, muy por debajo del 14 por ciento que suele contener la marihuana. El vino de De Pablo es legal en Francia porque está infusionado con marihuana que tiene solo una pequeña cantidad de THC.

 

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El amigo y socio comercial de De Pablo, conocido como “Papi” en la industria, probó múltiples combinaciones de uvas para perfeccionar el sabor.

“Fue muy difícil encontrar un equilibrio entre los terpenos [moléculas de sabor] del vino y los del cannabis, que a menudo dominaban”, dijo De Pablo.

Después de probar varias uvas y mezclas de uvas, Papi decidió probar con la variedad Petit Verdot, que históricamente ha crecido en la región de Burdeos.

“Es lo que crea el carácter afrutado y poderoso del vino”, dijo De Pablo.

Este vino de una sola uva ha sido bautizado como “Burdi W”: Burdi hace referencia a Burdigala, el nombre en Latín de Burdeos, y la W representa las palabras Wine [vino] o Weed [hierba/marihuana]. De Pablo intencionalmente decidió dejar esta última parte a la libre interpretación del cliente. Ahora, la compañía está produciendo un lote de 5,000 botellas para satisfacer la creciente demanda.