Una de las funciones principales de los riñones es la filtración, de los excesos de agua y toxinas que se producen en el organismo.
Cuando existe algún problema el riñón deja de filtrar la sangre, por lo que comienzan a retenerse en el organismo diferentes toxinas y la creatinina se acumula en la sangre.
Una enfermedad renal no suele presentar síntomas hasta que se encuentra en etapas más avanzadas, por lo que es importante el diagnóstico precoz para evitar complicaciones.
Es importante prestar atención a los siguientes síntomas tempranos:
- Cambios en la micción como, levantarse durante la noche a orinar o hacerlo con más frecuencia de lo normal.
- Cambios en el aspecto de la orina o la presencia de sangre.
- Hinchazón de las piernas, los tobillos, los pies, la cara y las manos, a causa de la retención de líquidos.
- Cansancio y fatiga.
- Anemia, debido al fallo renal.
- Sabor metálico en la boca y un olor a amoníaco en el aliento, debido a una acumulación de la urea en la saliva.
- Náuseas, vómitos y pérdida del apetito.
- Aumento de la tensión arterial.
Adaptarse a un estilo de vida saludable ayuda a cuidar el corazón y así prevenir fallos renales.
Es importante reducir el consumo de sal y evitar los excesos de grasa y otras sustancias como el alcohol o el tabaco.
Mediante un análisis de sangre o de orina se pueden detectar anomalías en los riñones; Cuando los estos pierden sus funciones, los nefrólogos se encargan de brindar terapia sustitutiva de la función renal, conocida como diálisis.
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