Por increíble que parezca, una de las más importantes construcciones del mundo está erigida sin contar con los permisos necesarios para permanecer en su lugar. Estamos hablando de La Sagrada Familia, construida en Barcelona, en 1885 bajo la dirección del destacado arquitecto español Antoni Gaudí. 

Pero esta curiosa situación parece estar a punto de terminar, o al menos esa es la intención del gobierno actual de la cuarta ciudad más visitada de Europa, encabezado por Ada Colau que recibió la solicitud de obras por parte de la Junta Constructora de la Sagrada Familia.

La alcaldesa y el templo acordaron regularizar las obras por medio del pago de 36 millones de euros (773 millones de pesos) en un plazo de 10 años; con lo que el Ayuntamiento aprobó ya un plan urbanístico.

Afortunadamente, este tema está comenzando a arreglarse pues resultaría completamente absurdo que sólo por unos cuantos documentos, esta iglesia que cada año es visitada por más de 4.5 millones de personas, tuviera que cerrar sus puertas.

Por lo pronto, el debate se mantiene en torno a la falta de planeación para construir la fachada de la Gloria, contemplada en el proyecto inicial de Gaudí; por una parte están quienes apoyan el crecimiento y por otros quienes temen las afectaciones urbanísticas que podría traer.

Con información de El País.