El mundo atraviesa por transformaciones cada vez más vertiginosas. Lo único que no cambia es el cambio. Los avances, tanto en nuestro entorno personal como familiar, social, laboral y de ocio nos piden mantenernos atentos a sus dinámicas para no quedarnos atrás. Desde la Revolución Industrial, la tecnología ha jugado un papel importante en la manera en que los seres humanos producen cosas o se relacionan entre sí. Dejamos de leer en papel para hacerlo en pantalla, hacemos compras a distancia, buscamos información desde nuestro celular y también le pedimos que nos guíe a algún lugar.  Si estos impactos se reflejan en nuestro entorno social, sin duda también aparecen en el ambiente laboral.  Así, nos encontramos con avances informáticos, tecnológicos, científicos y sociales ante los cuales no nos queda mayor opción que subirnos al tren rápido del cambio.

Para mantenerse vigente en el trabajo, no basta con la elección profesional de formación por la que se haya optado, sino que es preciso continuar actualizando los conocimientos que tenemos. Y no sólo se trata de mantenerse vigente en el caso de puestos directivos o gerenciales, sino en cualquier tipo de trabajo o sector. Debemos no sólo aprender, sino aprender a aprender. El aumento de nuestros conocimientos permitirá mayor eficiencia en nuestras tareas, que desarrollemos un mejor trabajo y que emocionalmente nos sintamos más seguros.

Tanto en el ámbito organizacional como empresarial, la formación continua se traduce en un ganar-ganar: por una parte los empleados nos sentiremos satisfechos con nuestro propio desarrollo profesional y por otra parte las empresas aumentarán sus niveles de productividad. Es por ello que la formación continua debe formar parte dentro de las estrategias y planes de operación corporativas.

Existen dos vertientes de formación continúa, ya sea de manera personal, o bien, a través de la empresa con ofertas variadas en instituciones públicas o privadas con apoyo de la parte empleadora o bien cursos diseñados ex professo para las distintas empresas.

Aquí compartimos algunos consejos a considerar para la formación continua:

  • Identificar claramente los conocimientos o técnicas que requieran actualización.
  • Estar seguros de que el contenido se adapta o es útil a nuestras necesidades laborales.
  • Invertir dinero en formación nunca es en vano. Hay esquemas en los que las empresas apoyan con el pago de cursos o bien que ofrecen facilidades en materia de capacitación.
  • Asignar tiempos a la formación es importante. De nada sirve inscribirse a un curso si el mismo trabajo u otras ocupaciones nos impiden llevarlos a cabo.
  • Rodearse de personas que saben más que nosotros siempre ayudará a aprender de ellos y a su vez a reconocer nuestras áreas de oportunidad.
  • Plantearse objetivos realistas.

En Hola Staff deseamos que esta información te sea útil si tienes en mente reforzar tu formación. Es muy importante tener claridad en lo que deseamos y hacer un esfuerzo por respetar los tiempos que demandan la formación una vez que optamos por ella. Invertir en conocimiento no es inútil, porque el conocimiento también es un patrimonio. Y recordar que, si de superar a alguien se trata, hay que superarnos a nosotros mismos.

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